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03/02/2022 Conmemoración del Mes Nacional de la Herencia Nativa Americana

Noviembre es el Mes Nacional de la Herencia Nativa Americana, conocido como Mes de la Herencia de Indígenas Americanos y Nativos de Alaska. Es un momento para celebrar las culturas, las tradiciones, las historias y la resistencia de los pueblos nativos. 

Esto incluye el reconocimiento de las contribuciones de los nativos americanos en las áreas de bienestar infantil y servicios para adultos con discapacidades de desarrollo. Algunos de estos campeones son: 

  • Jen Deerinwater, que se identifica como «ciudadana de la Nación Cherokee de Oklahoma, bisexual, de dos espíritus y con múltiples discapacidades», cuyos escritos han introducido los problemas de los nativos americanos con discapacidades en el discurso general.
  • La difunta Cinda Hughes de la tribu Kiowa de Oklahoma nació con una enfermedad que afecta el crecimiento de las extremidades y la hizo depender de una silla de ruedas toda su vida. Cinda convirtió su pasión por la defensa de los derechos de las personas con discapacidades en su profesión, llegando a ocupar puestos de alto nivel en el Congreso Nacional de Indígenas Americanos y en la Oficina Federal de Asuntos Indígenas.
  • Madonna Thunder Hawk, miembro de la banda Oohenumpa de la tribu Sioux del río Cheyenne, ayudó a fundar el Proyecto de Ley del Pueblo de Lakota, que surgió de los esfuerzos de las abuelas Lakota para evitar que el Departamento de Servicios Sociales de Dakota del Sur separara a los nietos de sus familias. 

El trabajo de Rebecca Nagle, periodista y activista que denunció casos de custodia de niños nativos en su fascinante serie de archivos de audio This Land, demuestra la importancia de conectar la historia con los acontecimientos actuales. (El trabajo de Nagle también muestra por qué es tan importante honrar y conmemorar eventos de reconocimiento como el Mes Nacional de la Herencia Nativa Americana en noviembre). 

Los niños nativos americanos y nativos de Alaska representan menos del 1 % de todos los niños estadounidenses. Sin embargo, constituyen el 2,4 % de los niños en cuidado de crianza, es decir, que su registro en el sistema de bienestar infantil casi triplica a su población total. Como Nagle y otros lo han explicado, la sobrerrepresentación de niños nativos en nuestro sistema de bienestar infantil es parte de una larga y terrible historia de maltrato sistemático del gobierno nacional a los nativos americanos, que comenzó con la creación de internados para indígenas americanos a finales del siglo XIX. 

Como parte del esfuerzo por “civilizar” a los nativos y asimilarlos a la sociedad blanca dominante, se obligó a las familias a enviar a sus hijos a escuelas con condiciones deficientes de vivienda y aprendizaje, donde los estudiantes debían dejar atrás su cultura, su lengua y sus costumbres nativas. Cerca de la tercera parte de los niños nativos fueron obligados a asistir a estas escuelas, que funcionaron de alguna manera hasta la década de 1970. Es incalculable el número de estudiantes que enfermaron y murieron, o simplemente desaparecieron en estas instituciones. En las décadas de 1950 y 1960, un nuevo programa gubernamental facilitó la adopción de niños nativos por familias blancas. Estudios realizados entre finales de la década de 1960 y principios de la década de 1970 revelaron que uno de cada cuatro niños nativos había sido separado de su familia y su tribu.

Con la intención de terminar con la separación indiscriminada de los niños nativos de su tribu, en 1978 se aprobó la Ley de Bienestar Infantil Indígena (ICWA, Indian Child Welfare Act) que aseguraba, principalmente, que los niños nativos cuyos padres no pudieran cuidar de ellos se debían colocar con familiares, miembros de la tribu u otros cuidadores nativos. Sin embargo, el cumplimiento de esta ley ha sido irregular, y esta es una de las causas de que los niños nativos sigan estando sobrerrepresentados en el cuidado de crianza. 

Actualmente, como lo ha denunciado convincentemente Nagle en This Land, la propia existencia de la ICWA está siendo amenazada por los casos de custodia, uno de los cuales se presentará ante la Corte Suprema de Estados Unidos. Ese caso, Brackeen contra Haaland, implica a un niño navajo y cherokee colocado con una pareja blanca de los suburbios de Dallas cuando era un bebé. A pesar de que se les había dicho que no podían adoptar al niño cuando lo colocaron con ellos, la pareja demandó al gobierno federal para obtener el derecho a adoptar al niño. Y lo están haciendo con la ayuda de corporaciones poderosas que ven el caso como una oportunidad para desmantelar «una cadena completa de leyes sobre la soberanía nativa, con enormes implicaciones para el uso de la tierra, los derechos de uso del agua y la regulación de juegos de azar», tal como lo ha informado Marketplace. «En resumen, un cuestionamiento legal exitoso a esta ley, que ahora ha llegado a la escalinata de la Corte Suprema, podría significar mucho dinero para muchas personas no nativas». 

En su proclamación al declarar el Mes Nacional de la Herencia Nativa Americana, el Presidente Biden señaló que «con demasiada frecuencia, en la época de nuestra fundación y en los siglos posteriores, se ha negado la promesa de nuestra nación a los nativos americanos que han vivido en esta tierra desde tiempos inmemoriales», en referencia a «una dolorosa historia marcada por políticas federales injustas de asimilación y exterminio». 

Mientras conmemoramos el Mes de la Herencia Nativa Americana, el litigio sobre el que Nagle ha estado informando es un lúgubre recordatorio de que los desafíos que enfrentan los nativos americanos y los nativos de Alaska no son una cuestión de historia. Su persistencia tiene graves consecuencias para niños y adultos con discapacidades. Es por esto que el trabajo de HopeWell para derribar barreras injustas originadas en el racismo, el capacitismo, la homofobia, la discriminación de género y otros prejuicios sigue siendo el alma de nuestra misión.