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03/02/2022 Entrevista con una madre de crianza

Podemos aprender mucho sobre la bondad, la generosidad y el amor de los padres de crianza. No sólo abren su corazón, sino también su casa. No hay nada más básico que eso y este gesto simple pero profundo es lo que los distingue. Como dice el gran Bill Bellicek: «No hay días libres». Ser padres de crianza es una actividad continua, las 24 horas, los siete días de la semana, los 365 días del año. Los padres no vuelven a casa por la noche y dejan atrás su trabajo. De hecho, su trabajo recién empieza. Sin embargo, casi todos los padres de crianza le dirán que no lo sienten como un trabajo. Le contarán que, en muchos aspectos, se han beneficiado más que los niños que encontraron un hogar con ellos.

Conozca a April

April fue madre de crianza durante casi dos décadas y ha influido en la vida de más de 20 niños. Tuve la oportunidad de conversar con April y conocer más sobre su experiencia en el cuidado de crianza:

Hola April. ¿Puede contarme un poco de usted? ¿Su formación, su familia, sus intereses?

Después de graduarme en la universidad trabajé unos 16 años en Verizon y lo dejé para ocuparme de responsabilidades familiares que necesitaban mi atención. Fue en esa época cuando empecé en el cuidado de crianza. Me encanta la jardinería.

Creo que es una metáfora de la vida y un gran medio para transmitirles enseñanzas a los niños que viven en mi casa. Así aprenden sobre el trabajo duro, la paciencia y a cuidar algo más que a ellos mismos. Aprenden que la vida puede ser dura, pero la recompensa es grande.

¿Qué la llevó a decidir ser madre de crianza?

Me enteré de que un familiar iba a estar en cuidado de crianza. Era un pariente que ni siquiera sabía que tenía. Acabé llevándolo a mi casa y fue una experiencia increíble. Tras su partida decidí que quería hacerlo de nuevo.

¿Qué le gustaría decirle a alguien que se plantea ser padre o madre de crianza?

No tenga miedo. Al principio tuve miedo. Tenía miedo de arruinarlo todo. Tenía miedo a lo desconocido. Sabemos que los niños no vienen con un manual, así que va a cometer errores. Es algo esperable. Perdónese. Para criar a un niño se necesita todo un pueblo. Debe tener preparado su equipo de apoyo. Sólo recuerde, ser padre o madre de crianza es fascinante, aunque a veces pueda ser difícil.

¿Puede nombrar algunas de las mejores cosas del cuidado de crianza?

Vaya, se me ocurren tantas. Ver a un niño llegar a tu casa, puede ser tímido, no saber leer, tener un retraso del desarrollo. Pero luego hace progresos increíbles. Es tan hermoso verlo salir de su caparazón, tener éxito y prosperar. Sólo saber que formé parte de su vida como madre de crianza es una gran recompensa.

¿Qué le han enseñado los niños que ha acogido?

Que sólo hace falta una persona para cambiar la vida de un niño. Es difícil de creer, pero algunos niños no tienen a nadie con quien contar. Y usted puede ser esa persona. No importa el color, la nacionalidad, el origen o la experiencia, yo puedo ser una madre, una «tía» o una amiga para alguien.

¿Qué cree que se necesita para ser un buen padre o madre de crianza?

Se necesita un hogar cariñoso. Un entorno estructurado. Paciencia y comprensión.

¿Qué hace HopeWell para ayudarle a tener éxito?

La capacitación es impresionante. Todo lo que aprendí sobre diferentes enfoques y formas de trabajar con niños fue realmente decisivo. El servicio de atención las 24 horas del día los siete días de la semana de HopeWell es formidable. Saber que puedo tomar el teléfono y hablar con alguien es muy importante. En su mayor parte se trata de apoyo. He trabajado con casi todo el personal y puedo decir que cada uno de ellos ha sido fantástico. El personal de HopeWell es como una familia.

Los padres de crianza representan lo mejor del espíritu humano. Su generosidad va más allá de lo que podemos imaginar. Son héroes.

Durante mis casi 20 años de carrera en servicios humanos, tuve la suerte de trabajar con algunas de las personas más extraordinarias que uno podría desear conocer. Profesores, médicos, trabajadores sociales, organizadores comunitarios, socorristas y mentores terapéuticos que han dedicado su vida profesional al servicio de los demás. Todos ellos merecen nuestro reconocimiento y aprecio, pero hay un grupo especial: los padres de crianza. No pensamos en ellos a menudo ni hablamos mucho de ellos, pero hay que contar sus historias.