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03/02/2022 Mayo es el mes de reconocimiento a la comunidad AAPI

En mayo se celebra el Mes de la herencia asiáticoamericana y de las islas del Pacífico (AAPI), que reconoce la cultura y los logros de los asiáticoamericanos, los nativos de Hawai y los isleños del Pacífico y sus contribuciones a nuestro país, así como las dificultades e injusticias que han enfrentado como comunidad. Es un buen momento para conocer los problemas que enfrentan las personas de la comunidad AAPI a las que atendemos: niños en cuidado de crianza, jóvenes que exceden la edad para recibir cuidado de crianza o adultos con discapacidades. Es una fecha especialmente importante porque los asiáticoamericanos son el grupo de crecimiento más rápido en nuestro país y los nativos de Hawai e isleños del Pacífico son el tercer grupo de crecimiento demográfico más rápido. 

¿Quiénes forman la comunidad AAPI?

Sin duda, es un grupo demográfico diverso. Más de 24 millones de personas AAPI consideran que Estados Unidos es su hogar, y casi todos tienen sus raíces en al menos 19 países del este y del sudeste asiático y del subcontinente indio. Según el censo de 2019, seis grupos de origen representan el 85 % de los asiáticoamericanos: chino, indio, filipino, vietnamita, coreano y japonés. El término «isleños del Pacífico» abarca a los nativos de Hawai, Samoa, Guamán o Chamorro, Fiyi, Tonga y las islas Marshall y engloba a los habitantes de las jurisdicciones estadounidenses de Melanesia, Micronesia y Polinesia. 

Niños y familias AAPI y el sistema de bienestar infantil

La comunidad AAPI está subrepresentada en el sistema de bienestar infantil estadounidense, tanto a nivel local como nacional. 

Según un informe de 2016 de Child Welfare Information Gateway, los niños asiáticoamericanos representan el 4,8 % de la población infantil de Estados Unidos, pero sólo el 0,5 % de los niños en cuidado de crianza. La representación de niños nativos de Hawai e isleños del Pacífico es más proporcionada, ya que constituyen el 0,2 % de la población infantil total y el 0,2 % de los niños en cuidado de crianza. 

El Departamento de Niños y Familias (DCF) de Massachusetts registra cifras similares en su informe anual del año fiscal 2020 , los niños asiáticos representan el 7,1 % de la población infantil del estado, pero el 0,8 % de los niños en cuidado de crianza. (Los datos de niños isleños del Pacífico no son completos, pero en el año fiscal 2020 se registraron dos niños en cuidado de crianza). 

No hay muchas investigaciones sobre la inclusión de las familias AAPI en el sistema de bienestar infantil ni sobre las razones por las que están subrepresentadas en él. El informe de Child Welfare Information Gateway señaló que no estaba claro si esta subrepresentación se debía a «una menor incidencia de maltrato infantil en esas poblaciones por factores de protección culturales, a menos denuncias debido a las percepciones culturales de los demás o a una menor tendencia a denunciar maltrato debido a normas culturales». 

Otros investigadores atribuyeron esta representación desproporcionada a la renuencia de la comunidad AAPI a buscar servicios, a su falta de visibilidad para los profesionales, a barreras lingüísticas y a la parcialidad del sistema. 

En un estudio se observó que las madres hmong, camboyanas, laosianas, hawaianas, guameñas, samoanas y de las islas del Pacífico nacidas en el extranjero y residentes en California tenían más probabilidades de solicitar ayuda para sus hijos a las autoridades de bienestar infantil que el promedio de madres AAPI nacidas en Estados Unidos. Los investigadores plantearon que la mayor participación de los grupos del sudeste asiático (hmong, camboyanos y laosianos) derivaba de los factores de riesgo (como problemas de salud mental) asociados a sus historias como refugiados que huían del genocidio y la guerra civil en sus países de origen y a la necesidad de asistencia pública para reiniciar sus vidas en Estados Unidos. La mayor participación de los grupos de isleños del Pacífico con los servicios de bienestar infantil también se atribuyó a a factores de riesgo como la educación, el aislamiento de la cultura y los recursos de la región continental del país, y los bajos conocimientos de salud.

Estas conclusiones destacan la necesidad de que los profesionales dedicados al bienestar infantil desarrollen habilidades interculturales que les permitan comprender mejor las diferencias geográficas, culturales, históricas y económicas entre los grupos de la comunidad AAPI y crear los planes de tratamiento adecuados. 

El mito de la «minoría modelo» (que los AAPI son la minoría más disciplinada, más trabajadora y que mejor se comporta) induce a no creer que sufran disfunción familiar y también podría contribuir a su subrepresentación en el sistema de bienestar infantil Scot Nakagawa se refiere a este fenómeno, y a sus efectos perjudiciales para la comunidad AAPI y para el progreso hacia la inclusión racial, en su conmovedor ensayo de 2018 “Becoming Asian”.Es una gran lectura para conocer la experiencia de ser asiáticoamericano. 

Problemas de las personas AAPI con discapacidades

Según los Centros para el Control de Enfermedades (CDC), uno de cada 10 asiáticoamericanos y uno de cada seis nativos de Hawai o isleños del Pacífico tiene una discapacidad

Los AAPI que participan en el movimiento por los derechos de los discapacitados han hablado de los retos que implica su doble identidad, sobre todo la marginación que pueden sufrir tanto en la comunidad AAPI como en la de personas con discapacidad. En 2014, Alice Wong, fundadora del Proyecto de visibilidad de la discapacidad, relata que experimentó más discriminación y estereotipificación por su discapacidad que por su raza, género o clase. Wong lamentó que en varias comunidades AAPI aún persistan la vergüenza y el estigma hacia la discapacidad, que pueden manifestarse en la exclusión de las reuniones sociales, las bajas expectativas y las supersticiones en torno a las personas con discapacidad. 

«Esto no quiere decir que todo sea pesimismo», dice Wong. «Siempre hubo asiáticoamericanos con discapacidades en Estados Unidos. El reto es animarlos a que participen activamente en la comunidad de personas con discapacidad y adopten con orgullo su identidad como discapacitados además de sus otras identidades». 

En cambio, a Mia Ives-Rublee, directora de la Iniciativa Justicia para Personas con Discapacidad del Center for American Progress, últimamente le preocupa más su seguridad como coreanoamericana, a causa del sentimiento antiasiático difundido en el país durante el pasado año de la pandemia de COVID-19. En una entrevista concedida el mes pasado, contó que, además de la mascarilla, usaba una sudadera con capucha y anteojos de sol para ocultar su identidad asiática. «Pensaba, ¿cómo me aseguro de que no me ataquen por usar mascarilla y ser asiática, y también de protegerme?», dijo Ives-Rublee, que nació con enfermedad de huesos de cristal y se moviliza en silla de ruedas. 

Añadió que cuando iba a la universidad se sentía fuera de lugar tanto en la comunidad de discapacitados como en la de AAPI. Se encontró reprendiendo a grupos de AAPI por celebrar actos en espacios inaccesibles y sintiéndose ignorada en las organizaciones de discapacitados que no se interesaban por los efectos del racismo en las personas con discapacidad. «Realmente, nunca sentí que me vieran; debía potenciar una parte o la otra de mí misma», dice Ives-Rublee. 

Y el «mito de la minoría modelo» también afecta a las personas AAPI con discapacidades, ya que las presiona a desempeñarse como si no tuvieran una discapacidad, algo que simplemente no pueden o no quieren hacer. El Huffington Post exploró este tema en un artículo de 2019. Una mujer estadounidense de ascendencia india solicitó adaptaciones por discapacidad en su universidad y su padre la acusó de tomar «el camino fácil». La estudiante, Mohita Abbaraju, contó cómo sus padres le dieron apoyo económico y logístico para su tratamiento contra la depresión, la ansiedad y el dolor crónico, pero aún así esperaban que fuera una alumna sobresaliente, se graduara y consiguiera un empleo al mismo ritmo y con la misma fortaleza que un estudiante sin discapacidad. 

En el mismo artículo, Ives-Rublee señaló que los inmigrantes con discapacidades no sólo enfrentan la presión interna de curar o tratar la discapacidad, sino también el estrés añadido de ser parte de la «minoría modelo» y tener que demostrar que son trabajadores y dignos de pertenecer a esa minoría. Ives-Rublee afirma que estas normas tienen sus raíces en políticas racistas como la Ley de exclusión china de 1882, que suspendió la inmigración de China durante una década e impedía la naturalización a los inmigrantes chinos. 

Puede encontrar más información sobre las experiencias de personas AAPI con discapacidades (y recomendaciones a las organizaciones defensoras de los derechos de las personas con discapacidad para que respondan mejor a sus necesidades) en el Proyecto de Visibilidad de la Discapacidad, que publicó el resumen de una encuesta informal de 2016 a personas AAPI con discapacidades.