Junio es el Mes del Orgullo LGBTQIA+, en el que rendimos homenaje a las comunidades de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales y queer y al movimiento por la igualdad y la dignidad LGBTQIA+, y reflexionamos sobre lo que aún no se ha hecho.
Sin duda, tenemos mucho que hacer para garantizar que la juventud LGBTQIA+ pueda crecer y prosperar con la seguridad, el apoyo y la igualdad de oportunidades que necesita y merece para alcanzar su pleno potencial. Es llamativa la acción enérgica de los legisladores conservadores de todo el país para impedir que la juventud transgénero participe en deportes escolares organizados o reciba la atención médica necesaria, y para prohibir debates que impliquen reivindicaciones para la comunidad LGBTQIA+ en las escuelas. Afortunadamente, Massachusetts no está entre estos estados.
La juventud LGBTQIA+ enfrenta desafíos especiales, como un alto riesgo de suicidio por acoso y la discriminación y el rechazo de su familia y de la comunidad, que aumentan la probabilidad de que recurra a los sistemas de bienestar infantil y de cuidado de crianza. Las investigaciones realizadas por el Trevor Project, una organización dedicada a la prevención del suicidio en jóvenes LGBTQIA+, revelan que los que habían estado en cuidado de crianza tenían tres veces más probabilidades de declarar un intento de suicidio en el último año que los que no habían estado en cuidado de crianza. La probabilidad de declarar un intento de suicidio en el último año en jóvenes LGBTQIA+ afroamericanos y trans/no binarios en cuidado de crianza era más del doble que en sus pares que no estaban en cuidado de crianza. En un estudio realizado en 2011 por Boston Children´s Hospital y publicado en el American Journal of Public Health, se comprobó que los estudiantes de secundaria gays, lesbianas y bisexuales tenían muchas más probabilidades de quedarse sin hogar que los estudiantes heterosexuales: «Menos del 5 % del total de estudiantes se identificaron como [gay, lesbiana o bisexual], pero representaban el 19 % de los que se identificaron como personas sin hogar».
El rechazo de la propia familia también es un motivo de colocación de jóvenes LGBTQIA+ en hogares de crianza. El Proyecto Trevor descubrió que la probabilidad de expulsión, abandono o fuga a causa del maltrato recibido por su identidad, era casi cuatro veces mayor en los jóvenes LGBTQIA+ en cuidado de crianza que en sus pares criados por su familia. La probabilidad de expulsión, abandono o fuga era aún más alta en jóvenes transgénero/no binarios y en jóvenes LGBTQIA+ afroamericanos que en sus pares LGBTQIA+ y en sus pares LGBTQIA+ blancos, respectivamente. El New York Times aclaró bastante bien esta cuestión en un artículo del pasado noviembre que publicamos en Facebook.
Por lo tanto, no debería sorprender que expertos y defensores crean que la juventud LGBTQIA+ está sobrerrepresentada en el sistema de cuidado de crianza, a pesar de los datos limitados sobre orientación sexual e identidad de género porque la recolección de estos datos no es uniforme en todo el país. En un estudio realizado en 2019 en jóvenes de California se comprobó que, aunque menos del 1 % de los 593.241 encuestados declararon estar en cuidado de crianza o tener alojamiento inestable, más del 30 % de los que estaban en cuidado de crianza se identificaban como LGBTQIA+. En otro estudio, el 34 % de los jóvenes en cuidado de crianza en la ciudad de Nueva York se identificaban como LGBTQAI+ (la «A» indica asexual; la «I», intersexual).
«Este porcentaje excede en gran medida al de jóvenes LGBTQIA+ en la población general», señalaron los investigadores. Y es más alto entre los jóvenes LGBTQIA+ afroamericanos e hispanos.
Es difícil determinar si la sobrerrepresentación de jóvenes LGBTQIA+ en el sistema de cuidado de crianza de Massachusetts se debe a diferencias en la recolección de datos entre agencias estatales. En la última encuesta de conductas de riesgo en jóvenes de Massachusetts (MYRBS) el 13,9 % de los estudiantes de secundaria se identificaron como LGBTQIA+. Según datos recogidos por el Departamento de Niños y Familias (DCF) del estado, alrededor del 7,6 % de los niños (0-17 años de edad) en cuidado de crianza son LGBTQIA+. Aunque la comparación de estas cifras no es exacta, indica que la juventud LGBTQIA+ no está sobrerrepresentada en el sistema de cuidado de crianza de Massachusetts.
Más allá del motivo de la colocación en cuidado de crianza, la juventud LGBTQIA+ enfrenta con demasiada frecuencia el maltrato del propio sistema encargado de protegerla. Por ejemplo, en la ciudad de Nueva York, las personas jóvenes LGBTQIA+ tenían más probabilidades de ser colocadas en entornos más restrictivos, como hogares grupales y de cuidado residencial, que en hogares de crianza, y era más frecuente oír al personal y a otras personas referirse a ellas como «difíciles de colocar».
Muchos padres o madres de crianza no quieren o no están preparados para cuidar a un niño LGBTQIA+, algo que puede desestabilizar aún más al niño. En su guía para padres de crianza destinada a apoyar a jóvenes LGBTQIA+, Child Welfare Information Gateway señala que «un alto porcentaje de jóvenes LGBTQIA+ en cuidado de crianza sufren acoso verbal o incluso violencia física», que da lugar a «múltiples colocaciones interrumpidas, que agravan el trauma de la separación de sus familias de origen». Tampoco ayuda que, con demasiada frecuencia, los trabajadores de bienestar infantil carezcan de conocimientos sobre la comunidad LGBTQIA+, sus necesidades únicas y los recursos disponibles para darles ayuda.
Dada la preocupación por la seguridad y la estabilidad de los jóvenes LGBTQIA+ en cuidado de crianza, los activistas LGBTQ, incluyendo aquellos que están y que estuvieron en cuidado de crianza,han impulsado durante mucho tiempo medidas como la recolección uniforme de datos de jóvenes LGBTQIA+ en cuidado de crianza; capacitación en habilidades interculturales para padres y madres de crianza, proveedores de servicios y profesionales de bienestar infantil; leyes estatales que impidan explícitamente la discriminación a personas LGBTQIA+ en el sistema de cuidado de crianza; contratación de más padres de crianza LGBTQIA+ y otras reformas estructurales.
Como Nakiya Lynch, una embajadora juvenil de la organización nacional de defensa de la comunidad LGBTQIA+ Human Rights Campaign (HRC), ha dicho: «Quienes trabajan en cuidado de crianza deben aprender sobre identidad de género, sexualidad y temas relacionados. Es cuestión de vida o muerte». Tras la muerte por cáncer de su madre, las autoridades de bienestar infantil colocaron a Lynch al cuidado de su tía materna («cuidado por un pariente»). Pero cuando Lynch se identificó como lesbiana genderqueer, su tía hizo que la ingresaran en un centro residencial.
Lynch criticó a las agencias de bienestar infantil por apresurarse a alojar a los jóvenes sin pensar en todos los problemas de seguridad que se deben abordar. «Siempre sienten que tienen que alojar pronto a estos niños para que no acaben sin hogar», dijo. «No importa que tengan un lugar para vivir si lo harán con alguien que no va a afirmar su identidad. Ponen a un menor queer en cuidado de crianza en la situación de tener que elegir entre seguridad y validación, y las dos son cuestiones de seguridad».
Weston Charles-Gallo, un antiguo embajador juvenil de HRC que estuvo en cuidado de crianza y fue adoptado a los 14 años por un matrimonio de personas del mismo sexo, también habló de la importancia de haber tenido modelos LGBTQIA+ afirmativos en su vida: Si no fuera por sus padres «que me ayudaron a aceptar mi orientación sexual, el color de mi piel y quién es Weston, no estaría aquí para compartir mi historia», dijo.
HRC trabaja para reformar el sistema de bienestar infantil a través de su iniciativa «Todos los niños – Todas las familias» (“All Children – All Families”), que promueve políticas de inclusión y prácticas de afirmación para personas LGBTQIA+ en las agencias de bienestar infantil mediante recursos como una herramienta de autoevaluación organizativa, capacitaciones sobre LGBTQ+ y asistencia técnica. Según su último informe anual, el proyecto se asoció con 100 organizaciones de todo el país, muchas de las cuales han avanzado en la mejora de los servicios para niños y familias LGBTQIA+.
El DCF de Massachusetts también está tomando medidas para satisfacer mejor las necesidades de jóvenes LGBTQIA+. En su informe anual de 2020, declara que busca mejorar la recolección de datos de jóvenes LGBTQIA+ mediante una capacitación que enseñe al personal las habilidades necesarias para hablar sobre identidad de género y orientación sexual con los niños bajo su custodia y supervisión.
«Lo más importante es la capacidad de comprender y responder a los desafíos únicos que enfrentan los niños LGBTQIA+ en sus familias biológicas, en el cuidado de crianza y en la comunidad», declara el informe. «El DCF continuará reforzando la capacitación para el personal y las familias de crianza y trabajando con socios de la comunidad que puedan dar ayuda especializada».
Así es como debe ser. Todos los niños, también los niños LGBTQIA+, merecen crecer en un hogar seguro y estable con padres o cuidadores cariñosos.